lunes, 8 de febrero de 2016

La historia de nuestro tiempo.... ¿Cuál tiempo? ¿Cuál historia?




En esta ocasión es momento de recordar a José Ortega y Gasset con su texto “El tema de nuestro tiempo”, leerlo ha sido un constante cuestionarme sobre la historia de la humanidad, y sobre nuestro próximo devenir.


La historia de nuestro tiempo, vaya título, ¿no? .... ¿Cuál tiempo? ¿Cuál historia?

Ortega y Gasset, filósofo y ensayista español nacido en 1883 y murió en 1955, es decir, un hombre perteneciente a dos siglos. Filósofo a quien su contexto, sus circunstancias, sus vivencias ejercieron influencia directa en su forma de interpretar el mundo. Por ello vale la pena conocer un poco más de lo que pasaba en España y el mundo en esos tiempos.

El objetivo de esta pequeña entrada no es hablar de la vida de Ortega y Gasset, sino más bien rescatar algunas ideas del texto señalado que considero fundamentales retomar desde la Pedagogía. Conforme empecé a leer el texto sentía, en verdad, que tenía de frente a OG, su forma de narrar me conquistó, dialógica y con argumentos complejos. Explica, profundiza, cuestiona, permite la fuga del pensamiento, el regreso, un texto vivo. Me permitiré exponer algunas citas de las primeras páginas y en próximas entradas haré referencia al resto:

“La condición del hombre es, en verdad, estupefaciente. No le es dada e impuesta la forma de su vida como le es dada e impuesta al astro y al árbol la forma de su ser. El hombre tiene que elegirse en todo instante la suya. Es, por fuerza libre. [...] La necesidad humana es el terrible IMPERATIVO DE AUTENTICIDAD. [...] El imperativo de autenticidad es el imperativo de invención. [...] La vida humana es, por lo pronto, faena poética, invención del personaje que cada cual, que cada época tiene que ser. El hombre es novelista de sí mismo. Y cuando a un pueblo se le seca la fantasía para crear su propio programa vital, está perdido (Pp. 30 – 31)”.

En la entrada anterior señalamos que la Pedagogía como disciplina filosófica, utópica, heurística, propositiva es la disciplina, que legitimamos, para señalar los fines hacia los cuales nos debemos dirigir como sociedad, fines que buscan lograr un mundo mejor para todos y para cada uno, a través de la propuesta de los medios y las acciones para alcanzarlos. Por ello el texto de OG es muy significativo. El ser humano nace como bestia humanizada y es a partir de la educación que esa bestia educable se forma.  Nuestra condición de ser humanos nos hace ser reflexivos (volver sobre nosotros y sobre lo que pasa con nosotros y la vida que vivimos), por ello no podemos responder a estímulos sin saber a qué y por qué estamos respondiendo, conforme crecemos vamos aceptando el hecho de dejar de ser bestiales. El ser humano necesariamente se inventa a sí mismo, y por ende inventa su forma de ser y estar en el mundo, condición que no es aislada sino que está en relación continua con otros seres humanos.

Ey ey... ¡qué tal! ... El ser humano se inventa a sí mismo, pero muchos estamos en un mismo momento y espacio, entonces, ¿muchos nos estamos inventando? ... Pero, ¿cómo es que la invención de cada uno está en sintonía con la invención del conjunto? ¿Es la invención de todos la que se replica en la invención de cada uno?

Como verán, pareciera que esa invención es simple y nos es natural, pero, ¿qué tanto somos conscientes de esa invención continua? La Pedagogía, como ya lo hemos señalado, es la disciplina que propone volvernos conscientes y que propone trabajarlo imponiendo una rajadura a la  educación. Lograr no sólo inventarnos, sino saber cómo es que queremos inventarnos y para qué. ¿Cómo nos imaginamos como seres humanos? ¿Cómo es que somos individuos que a la vez estamos dentro de una sociedad? ¿Qué sociedad es en la que estamos? ¿La suma de muchos individuos qué sociedad dará? ¿Inventamos una sociedad? ¿Cuál y para qué? ¿Por dónde comenzamos a trabajar? ¡Imperativo de autenticidad! ... Somos en lo auténtico, somos inventándonos.

Pensé mucho en decidir si escribía algo en relación con esto. Al principio me dije, ¡todo mundo lo sabe y es consciente de! ... Después comencé a cuestionar y a ver detenidamente mis circunstancias y supe que muchos están (estamos) alienados a una vida “inmediatista”, una vida que no concibe la invención como la posibilidad de un mejor lugar, un lugar feliz; o ya no entendemos el por qué pensar en un mejor lugar para vivir. 

En esta ocasión abordo el tema desde la Pedagogía, porque es ésta quien quiere proponer cómo hacer esa invención. La invención para hacer que nos inventemos.

La educación es la dinámica de transmisión de cultura (todo lo que ha hecho y hace el hombre, no es natural) de una generación adulta a generación joven. Es decir a través de la educación es que se transmiten todas las concepciones, los logros, los juicios, la información, las costumbres, las tradiciones, la ideología entera, todo un sistema de valores es transmitido, especialmente, a través de las familias (ámbito privado) y de la escuela (ámbito público). Esta transmisión de la cultura se ha hecho desde que la especie homo apareció, la rueda, el fuego, la agricultura, etc; todo eso llegó a nosotros gracias a esa transmisión entre hombres. Uno de los problemas que emerge en este proceso es que hay "cultura" que se va volviendo parte del inconsciente colectivo de la sociedad, y entonces como humanos NATURALIZAMOS información, valores, habilidades que no lo son.

Continuando, si la educación es la dinámica a partir de la cual se transmite y es la que forma a las próximas generaciones a partir de las generaciones que somos adultas, plantearnos qué y cómo lo estamos transmitiendo no suena tan loco, ¿no? Te daré un ejemplo:

En algún momento de la historia se concebía a las mujeres como inferiores, no tenían derechos como los de los hombres, no podían estudiar, etc., (aún esto sucede en varios grupos sociales). Esta era (es) una idea vivida por los humanos en distintos contextos, se vivía como "lo natural", "lo dado", "lo que ya es así"; por tanto los valores, conocimientos y formas que se transmitían en lo educativo iban en relación con esto; así lo adquirido, vivido, estudiado, defendido por las generaciones adultas se re-producía en las generaciones jóvenes. (Ojo, no quiero reducir ni dar a entender que es un proceso tan simple el hecho educativo, ni la dinámica de transmisión, sólo quiero tratar de ejemplificar cómo el sistema de valores, la ideología (de las generaciones adultas) en el que se diseñan las formas de transmisión es fundamental). 

A pesar de que esta ideología, esta cultura se transmitía, LA EDUCACIÓN misma nos recordó que era dinámica, y que esa dinámica le permitía no sólo re-producir sino también cuestionar y producir nuevas ideas; es decir los EDUCADOS (todos) podían continuar re-produciendo pero también pudieron re-plantearse y proponer nuevas formas. Así, en algún punto de la historia (El fin del patriarcado, movimientos feministas del Siglo XX), alguien impuso el quiebre y comenzó a modificar ese sistema de valores. Se comenzaron luchas en las que se defendió (y sigue defendiendo), el rol de la mujer en la sociedad. Al principio se criticó mucho por los grupos conservadores, se atacó a quienes lo idearon, se castigaba, pero...

De pronto, en algunos grupos sociales, muchos de nosotros sin ser conscientes del cambio, llegamos al siglo XXI permitiendo que la mujer estudie, trabaje, participe de la vida política, económica, social. Ah,, ¡qué curioso! ¿No crees? ¿Qué dirían las mujeres del siglo XVI de nuestra forma de vida actual? Y esta "forma de vida ya naturalizada en el Siglo XXI, ¿cómo imaginas que se modificó? 

Pues bien, y retomando a OG, el ser humano con el imperativo de invención, está obligado a inventarse, pero no sólo en el nivel individual sino también social. Los pueblos, las sociedades continuamente deben inventarse, re-inventarse y no lo harán partiendo de cero, sino que parten de la historia, de lo conquistado y logrado, parten de los sistemas de valores que rigen las sociedades; pero también parten de saber-nos INVENTADORES. ¿Cuál es el límite de esa invención? ... Creo, en lo personal, que el límite es dado por nosotros mismos, cuando nuestra invención ponga en riesgo LA VIDA (toda ella), entonces creeré que la humanidad se extinguió también. Mientras sigamos existiendo como humanidad, seguiremos teniendo la oportunidad de inventar un mundo mejor. 


Vaya, pero calma, que estas proposiciones también se han desvirtuado, y la misma invención se ha alienado. Para inventar hemos de estudiar la vida contemporánea a la luz de los grandes legitimadores: filosofía, ciencia, arte y tecnología. 

Mural de Rodolfo Morales, pintor Oaxaqueño. Aquí más información
Tendremos que partir de conocer-nos, conocer nuestro medio , nuestro ambiente. Conocer nuestra historia. Para inventarnos hay que sabernos. Nuestra vida no nos es dada, tenemos que ELEGIRLA en todo momento. Cada movimiento es nuestra elección. ¿Qué elegimos, por qué y para qué? ...

Nuestra Pedagogía sí quiere un mundo mejor, y sabe que para lograrlo necesitamos reinventarnos. Reinventemos nuestras formas y estilos de vida. Reinventemos nuestra forma de soñar. Reinventemos nuestra forma de trabajar. Reinventemos nuestra forma de vivir. Reinventémonos. 

La invención requiere de la educación para reinventar la forma de inventar. 

Texto por LPBC. 

jueves, 3 de diciembre de 2015

La utopía está en el horizonte



Utopía irrealizable, inalcanzable, ¿para qué trabajar por ella? Ilógico resulta para algunos. ¿Por qué esforzarte por conseguir algo que de principio sabes que no alcanzarás? Porque la utopía sirve para señalar el horizonte y a partir de éste, definir por dónde caminaremos y entonces sí, trabajar con dirección; así nos los recordó Eduardo Galeano, utópico latinoamericano. 

La historia de nuestra humanidad se ha caracterizado por ese dinamismo que el ser humano impregna gracias a la proyección, a la necesidad de perpetuación, de trascender que en parte nos define. Desde el origen de los tiempos, remontándonos al registro más antiguo que tenemos del hombre en la tierra, se ha encontrado que la especie homo inventó utensilios, herramientas, símbolos para poder estar en el ambiente del cual también dependía. Para comer, necesitó cazar, para cazar necesitó inventar herramientas, para repetir, necesito conservar, y conservando pudo reinventar. 

Así podemos asegurar que una característica propia de lo que nos hace ser humanos, es esta capacidad proyectiva. Esta capacidad deviene de que el ser humano por naturaleza es teleológico, siempre trabajamos orientados a fines, conscientes o inconscientes, pero por un orientador es que actuamos. La conciencia trágica que mueve al ser humano a esta proyección, es porque nos sabemos finitos, como individuos, no la finitud de la vida. A partir de esta concientización es que se conjuga un modo de actuar, entre el deseo de trascender y la inmanencia (nuestro ser). 

Teniendo claro por qué el ser humano constantemente proyecta y trabaja por ello, podemos entender el por qué hablar de utopía. Ahora la pregunta es, ¿y cuál es la utopía? ¿Cuál es ese horizonte que señalamos? ¿Quién o quiénes lo señalan? Los utopistas, como filosofía, siempre se han caracterizado por proyectar un mundo mejor para todos y para cada uno. En la historia de la humanidad el ser humano ha logrado, en muchos sentidos, dominar a la naturaleza, pero también la ha dañado; y a su paso también se ha dañado a él mismo como humanidad. 

Partimos de la época que en la que estamos y vivimos. Principios del siglo XXI, los avances tecnológicos han caracterizado a la 3ra revolución industrial. Más que nunca hemos inventado y reinventado a la máquina, que en principio debía permitirnos una mejor calidad de vida a todos y a cada uno. Sin embargo, no se ha logrado y la crisis emerge. El sistema económico mundial, capitalista, se volcó sobre el individuo mismo. Incrementar la producción para movilizar más la economía y generar mayores utilidades a las grandes empresas a expensas del trabajo, mal pagado, del ser humano. La ideología neoliberal perpetuada por Estados Unidos de América nos de-formó. Se primó el individualismo, consumismo, la propiedad privada. Nos enfocamos en la invención de máquinas y en la invención de tecnologías para el control, o deseo de control, absoluto sobre la naturaleza (la del hombre mismo, y la del entorno en el que vivimos). Los resultados que hoy vemos son: altos índices de pobreza, violencia exacerbada por doquier, física, mental, espiritual; automatización de la vida, seres humanos enajenados y desingularizados, alienados a mensajes que la industria mediática nos envía, alienados a la idea de producción por producción, sin tener claridad de los fines, riqueza monetaria, comercial en lo individual. 

La vida en comunidad se ha desvanecido. El ser humano se ha reducido a vivir para su única y sola supervivencia. La naturaleza ha sido gravemente dañada por todos los inventos tecnológicos. Cambio climático, desaparición de especies vegetales y animales, tierra lastimada para su cultivo, ríos, mares y lagos contaminados; y olvidamos que nuestra existencia en este mundo depende necesariamente de todo nuestro ambiente. Lo único que parece estar seguro si continuamos así es la catástrofe, sino es que ya la estamos viviendo. En nuestros discursos aún nos preguntamos si llegará la tercera guerra mundial, si abrimos bien los ojos, la tercera guerra mundial la vivimos desde hace varios años. Una guerra en retazos y permanente. Invasiones de países poderosos a países vulnerables, incremento de la invención de armas nucleares y para la destrucción masiva; ¿en verdad éste es el mundo en el que queremos vivir? Creo que no.

Necesitamos cartografiar nuestro mundo, y redefinir nuestros horizontes, y para ello proponemos una Pedagogía Contemporánea. La Pedagogía con vocación transformadora, filosófica, heurística, especulativa, propositiva, crítica, y racional. Pedagogía que requiere energía, un orientador y un legitimador, un aval que la autorice a proponer dicha transformación, que parte de la inmanencia del hombre (como especie) y que requiere conocerlo para así proponer un lugar de arribo para el hombre esta vez como Hombre. Le interesa que la humanidad se conserve como humanidad y para ello requiere del concurso de todos y de cada uno. Nuestro gran propósito es la humanidad.
 
La Pedagogía señala ese horizonte, y sabiendo hacia dónde queremos ir, es que propondremos los medios para alcanzarlos. Hemos de redefinir nuestros valores humanos, hemos de re-educarnos, re construirnos, re-hacernos haciéndonos. Porque este rehacernos es lo que también seguirá haciéndonos humanos.

 Proyectos educativos, sociocomunitarios, políticos, artísticos, todos ellos tendrán que inventarse, pero para inventarse también debemos partir de una autocrítica individual y social. Lamentablemente, si se me permite así señalarlo, todos somos producto de nuestra historia, de un tiempo y un espacio y por ende estamos ideológicamente atravesados, nuestra forma de ver el mundo requiere que nos escindamos lo suficiente para en la crítica, también criticarnos.



Pintura Remedios Varo



“No hay estructuras objetivamente existentes, no existe un territorio predeterminado del que podamos levantar un mapa: es el propio acto de cartografiar el mundo quien lo crea”.

Fritjol Capra. La trama de la vida.